Los caminos fueron creados para facilitar un trayecto concreto, para no perdernos, para poder transitar de un lugar a otro sin barreras ni dificultades.Es necesario que construyamos esos caminos en nuestro interior. Si no dedicamos esfuerzo y tesón a ello nuestro corazón estará cargado de piedras y maleza que dificultará el paso de Jesús por nuestra vida.
Allanemos la senda de nuestra vida, limpiemos de impurezas nuestro vivir diario para poder formar un sendero que facilite el paso del amor, gratuidad, entrega y compasión.
Si abrimos nuestro corazón a la verdad el paso de Dios estará latente en adviento y el resto del año.
¡Allanemos los caminos! ¡Jesús lo necesita para poder llegar a nuestro interior!
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 3, 1-12:
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:
—«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Este es el que anunció el Profeta Isaías diciendo: «Una voz grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.”
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
—«¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?
Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Abraham es nuestro padre”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abraham de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego.
Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego. El tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»
Palabra del Señor
Coincidiendo este Domingo con la Solemnidad de la Festividad de la Inmaculada Concepción de María, dedicamos nuestra oración a María, nuestra madre.
Ave María, ave.
Madre de la espera y mujer de la esperanza.
Madre de sonrisa y mujer de los silencios.
Madre de frontera y mujer apasionada.
Madre del descanso y mujer de los caminos.
Ave María, ave
Madre del respiro y mujer de los desiertos.
Madre del ocaso y mujer de los recuerdos.
Madre del presente y mujer de los retornos.
Madre del amor y mujer de la ternura.
Ave María, ave
No hay comentarios:
Publicar un comentario